Reseñas

 

Licona Valencia, E. (coord.; 2007), El zócalo de la ciudad de Puebla. Actores y apropiación social del espacio

 

José Antonio Ramírez Hernández

 

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla/Universidad Autónoma Metropolitana–Iztapalapa, Puebla, México, 171 p., ISBN 968–863–9001

 

Posgrado de Geografía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México

 

Ernesto Licona Valencia es profesor–investigador del Colegio de Antropología Social perteneciente a la Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y doctor en antropología por la Universidad Autónoma Metropolitana. Los temas de investigación que estudia son: las formas de apropiación social, la identidad urbana y el patrimonio cultural. El zócalo de la ciudad de Puebla que se presenta aquí es una integración de estudios y de opiniones realizadas con la participación de profesores investigadores dentro de un proyecto de investigación en ese nicho académico.

El libro es un tratado sobre un espacio concreto de la ciudad de Puebla, el primer cuadro, conocido como zócalo.1 En este espacio emergen diferencias en el uso, la apropiación y el significado otorgado por sus actores. De acuerdo con Licona, las prácticas espaciales van conformando el espacio social. Esta obra reúne cinco ensayos que tienen como eje temático la apropiación de un espacio urbano por diferentes actores sociales.

El primer capítulo intitulado: Espacio y cultura: un acercamiento al espacio público Ernesto Licona examina los conceptos espacio, espacio público y actor urbano. "El ámbito donde se sustentan las relaciones sociales, donde se estructuran identidades o sociabilidades y se construye un tipo de discursividad" (pp. 14 y 15) es el espacio; el cual está estrechamente relacionado con el espacio público que es fundamentalmente de encuentro y alteridad, es el sitio donde la socialidad se excede, es donde se extienden las relaciones sociales de la urbanidad. El espacio público es una esfera micro pública que sintetiza la vida en la ciudad, sus principales actores son sujetos urbanos.2

Sugiere usar el término "actor urbano", el cual se vinculará con el espacio de acuerdo con la escala social, la biografía individual, las preferencias religiosas y sexuales, así como el capital cultural3 adquirido y movilizado en la práctica social. De manera breve pero concisa realiza un análisis sobre el binomio espacio y cultura a través de los aportes de la escuela de Chicago, Henri Lefebvre, Manuel Castell, Michel–Jean Bertrand y Michel de Certau. Refiere planteamientos que combinan la estructura física urbana con lo simbólico desde la antropología mexicana. Desde la óptica de Licona, María Ana y José Carlos Aguado logran concretar esta dualidad, por lo que examina la relación territorio y significados. Concluye el artículo proponiendo "entender el espacio como un sitio físico que funciona como escenario localizado donde sujetos sociales fabrican sentidos" (p. 34).

En el corazón de la ciudad, el segundo capítulo del libro escrito por Gloria A. Tirado Villegas, se describe la capital de Puebla desde la historia y el urbanismo. Por medio de un estudio de larga duración, la autora involucra el trabajo de archivo en la búsqueda de lo simbólico en la plaza principal de la ciudad, como un lugar mágico, hecho de memoria e historia. Desde ahí revela la formación histórica de la plaza de armas, muestra las modificaciones físicas y sociales en su arquitectura a lo largo de su existencia. El centro de la ciudad es un lugar emblemático cargado de símbolos históricos superpuesto a través de los usos que le han dado los poblanos, connotado como el centro de la ciudad siempre ha generado distintas respuestas en sus asiduos visitantes.

Maritza Urteaga Castro Pozo presenta el texto Usos y apropiaciones del zócalo por jóvenes. Apoyándose en trabajo etnográfico, describe e interpreta las formas en que se usa y apropia el zócalo por jóvenes. Por medio de sus prácticas culturales y espaciales plantea la interrogante sobre el condicionamiento que impone la arquitectura sobre este espacio público. La autora presenta un estudio de la cuestión sobre el tema en otras ciudades de México. En esta revisión conceptual apunta tres aspectos que arroja la investigación.

La primera, las prácticas espaciales de los jóvenes están enmarcadas en ámbitos no siempre diseñados para tal fin. La segunda, las prácticas culturales y espaciales se refieren a una heterogeneidad de colectividades o identidades juveniles. La tercera, tiene relación con el "olvido" de una población como son los jóvenes, lo cual obliga a la autora a profundizar en las estrategias, estilos de uso y apropiación de los espacios públicos. En general, el grupo de estudio que se analizó exhibe un conjunto de conductas que cuestionan el uso de ese mismo espacio por parte de los adultos.

En el cuarto capítulo Hombres, Espacio, sociabilidad, se muestra a través de un enfoque de género y de sexualidad cuáles son los actores que tienen prácticas sociales en el zócalo de la ciudad. Mauricio List Reyes, autor del ensayo, expone de qué manera se territorializa un espacio como es la plaza principal de Puebla por medio de las prácticas sociales del género masculino. El artículo combina distintas escalas, no sólo se remite a las prácticas de los hombres, sino que examina las relaciones regionales identificando la realidad de su zona de estudio. El artículo cuestiona la concepción de masculinidad e identifica la manera en que los hombres desde su diversidad se apropian del espacio, lo usan, lo transitan, en general, lo viven.

El zócalo, un espacio público el cual está sobre reglamentado, aun con esta limitación es un lugar de encuentro y socialización. La manera de definir el territorio es a través de recorridos, trayectorias, itinerarios, permanencias dadas en el uso cotidiano. Estas formas de regulación han provocado que sujetos sexo diversos4 creen lugares clandestinos donde socializar. Eso ha permitido crear lenguajes crípticos a fin de posibilitar el ejercicio de su orientación y expresión sexual. Sin embargo, su presencia no se remite a zonas privadas, su propia existencia ha producido que se ocupen espacios públicos. De esta manera el autor expone el zócalo de Puebla como un espacio público donde coexisten múltiples relaciones sociales que expresan diversas formas de uso y apropiación que no tienen un solo sentido.

En las huellas de la fe en la catedral de Puebla, Luis Arturo Jiménez Medina nos acerca a la catedral de Puebla describiendo el uso del interior de este edificio. El artículo se compone de historias, biografías y experiencias de sujetos anónimos que acuden a un recinto como es la catedral. Del uso religioso se desprenden los significados que revelan la manera de apropiarse de las distintas zonas de este edificio, el fin es elaborar una "tipología de creyentes". La manera de caracterizar a los creyentes es un trabajo que se conforma a través de las actitudes, posiciones corporales, señales, gestos y horarios frente a lo sagrado.

El autor perfila tres aspectos en su artículo. En el primero el territorio está marcado por una inscripción en la cultura; el segundo delimita un área de distribución de instituciones o prácticas culturales; y por último, el territorio es apropiado subjetivamente como objeto de representación y apego afectivo, como un símbolo de pertenencia socio territorial. En un territorio como es la catedral de Puebla, bajo la perspectiva del autor, afloran un cúmulo de asociaciones espirituales, sagradas y mitológicas filtradas por un conjunto de ritualizaciones que permiten reconocer a este edificio como de alta significación, pues es donde se comunica lo "divino" con los visitantes.

El libro presentado tiene la intensión de mostrar un pasado y presente de un sitio tan representativo como lo es la antigua plaza de armas. Para este trabajo se utilizaron fuentes de información orales (los trabajos están basados en entrevistas), se conjugan con diarios de campo, observación participante y archivos históricos, complementados por la habilidad interpretativa de cada autor. El libro cuenta con fotografías del centro de la ciudad que son de distintas épocas. La bibliografía está limitada a la antropología, en fuentes locales y en algunos casos regionales. No hay una reflexión o perspectiva internacional del tema.

Por otra parte, una de las ideas que sobresalen después de la lectura del libro, es la porosidad con que los centros históricos, el espacio público, el uso y apropiación de áreas de la ciudad son estudiados entre las ciencias sociales. Todos ellos forman los temas de la agenda de la geografía durante la última década, sólo que Licona y el grupo de autores entregan un ejercicio desde la antropología, dejando de lado a otras disciplinas.5

El libro coordinado por Licona, por tanto, no cuenta con una comunicación real con otras disciplinas. Anotamos para ejemplificar dos casos, en primer lugar, pensando desde la ciudad, la geografía de la percepción ha renovado los temas como es la experiencia urbana, con teorías y propuestas metodológicas que se han aplicado en otras disciplinas.6 Un segundo caso, continuando con la ciudad, sobre el espacio público hay una discusión constante sobre la complejidad de una sociedad relacionada con la organización económica y financiera, las transformaciones de los espacios vividos a espacios donde las reestructuraciones trasnacionalizadas se desbordan por el consumo (Latham et al., 2009; López, 2006).

Por último, el libro no contiene ningún mapa, que es una de las ausencias del proyecto de investigación que dio origen al libro. Conviene recordar que las ciencias sociales han tenido dos giros para responder ante problemáticas sociales: tanto lo cultural como lo espacial han traído consigo la revaloración del territorio y la sociedad, y es aquí donde la generación de mapas ha ocupado su lugar central y expresa la complejidad que emerge de cualquier investigación. El mapa, pensado como una tecnología, enriquece el trabajo de cualquier investigación al visualizar información tan vasta como la ofrecida en este texto. La riqueza de la información en cada capítulo debería haber pasado por un procesamiento y plasmarse en la elaboración de mapas temáticos que darían nuevas formas de comunicación y comprensión del tema, es decir, de los elementos espaciales que son materiales o parte de un discurso producido al interior o al exterior del centro de la ciudad de Puebla.

El zócalo de la ciudad de Puebla es un texto que expone cómo la metodología del trabajo etnográfico expresa socialidades urbanas o territorios como anclajes identitarios, permitiendo identificar usos y apropiaciones de un espacio público. Los resultados del libro, de interés para el geógrafo, forman parte de una amplia discusión sobre espacios públicos y centros históricos que la geografía cultural, urbana y turística está trabajando de manera importante. Sin embargo, se extraña en este libro una comunicación como puente tendido con otras disciplinas que tienen como tema de interés común el espacio.

 

REFERENCIAS

Claval, P. (1999), La Geografía Cultural, Eudeba, Buenos Aires.

Keane, J. (2006), Civil society: Berlin Perspectives, Berghahn Books, Oxford.

Knox, P. (1991), "The restless urban landscape: economic and socioculture change and the transformation of metropolitan Washington, D.C", in Annales of the Association of American Geographers, vol. 81, no. 2, pp. 181–209.

Latham, A., D. McCormack, K. McNamara and P. McNeill (2009), "Sites and practices", in Key concepts in urban geography, Sage Publications, London, pp. 159–194.

López, L. (2006), "Centros comerciales, recintos fortificados", Veredas. Revista del pensamiento sociológico, vol. 7, núm. 12, México, pp. 147–163.

Mercado Celis, A. (2010), "Introducción", en Reflexiones sobre el espacio en las ciencias sociales: enfoques, problemas y líneas de investigación, Universidad Autónoma Metropolitana–Cuajimalpa, Juan Pablos, México, pp. 9–24.

 

NOTAS

1 Proviene del latín socoulus y tiene varias acepciones, la más común es aquella base o pedestal ubicada en la parte inferior de una edificación con objeto de realzar los elementos que predominan en una obra arquitectónica. La antigua plaza de armas de la ciudad de México se le nombró zócalo porque durante una de las estancias de Antonio López de Santa Anna en la presidencia del país, se edificó una base para la construcción de una columna conmemorativa que nunca se edificó. A partir de ese hecho se le denominó así. Por extensión, a varias plazas del país se les conoce con el nombre de zócalo, aunque no tengan ningún rasgo arquitectónico que así las defina. De manera estricta, el uso de este vocablo fuera del contexto urbano de la capital mexicana es una implantación cultural aceptada en este libro.

2 Este concepto procede del politólogo John Keane (2006), de un complejo espacio público–privado y Estado–nación concibe tres esferas públicas: las micro públicas, correlativas a espacios locales; las meso públicas millones de personas interactuando a nivel Estado–nación; y las macro públicas, que relaciona centenares de millones y aun de billones de personas involucradas en disputas de poder de alcance supranacional.

3 Por capital cultural se debe entender el acervo de valores que tiene cada sociedad. Se parte de la idea que toda sociedad fundamenta su estructura en un grupo de valores y que éstos hacen la diferencia con otros grupos sociales.

4 Individuos con diferentes orientaciones sexuales y maneras plurales de expresar su sexualidad: gays, lesbianas, bisexuales, travestidos, queers y, por supuesto, heterosexuales.

5 Sin embargo, no es el único trabajo con esta característica refractaria. La compilación que presenta Alejandro Mercado Celis (2010) es notable, porque en los capítulos se desconoce el trabajo geográfico que desde sus orígenes históricos, teóricos y académicos tiene al espacio como objeto de estudio.

6 Lo urbano en geografía no sólo se ha vinculado a las prácticas, intereses y contexto de la sociedad dando cuenta de la continuidad social, sino también se ha incursionado en aspectos como el uso de suelo: su morfología y morfogénesis, las formas arquitectónicas, los agentes e instituciones sociales, propietarios, constructores y arquitectos y planificadores (Knox, 1991). En general se ha estudiado la funcionalidad y las representaciones en la ciudad desde distintos niveles: lo cotidiano, los actores, la desigualdad o el género.